Siempre ha
sido difícil explicar a todos los empleados de una empresa, por igual, el
concepto de Gobierno Corporativo y más aún que reconozcan su importancia y la
contribución de cada uno en el logro de sus objetivos.
Vale la
pena recordar que este concepto surgió con el fin de asegurar a los
inversionistas una retribución adecuada de su inversión. Para ello era necesario diseñar instrumentos
que establecieran de manera clara la forma de relacionarse la administración de
una empresa y sus accionistas, el derecho de estos a ser tratados por igual independiente
del monto de capital invertido y el derecho a estar bien informados sobre la
gestión de la empresa.
Por tal razón la
definición más común de Gobierno Corporativo se refería a los mecanismos a través
de los cuales se conseguía que las empresas fueran gestionadas por sus equipos
directivos en beneficio de los accionistas que aportaban el capital requerido.
Hoy por hoy
las empresas no solo deben tener en consideración a los accionistas sino a todos
sus grupos de interés pues cada día comprobamos que pueden ser una amenaza para
el desarrollo y aún para la existencia de una empresa o pueden constituirse en sus mejores aliados y potenciar su crecimiento.
Ya los
mercados de valores no son la única y exclusiva preocupación de las empresas,
pues tienen tanto o más influencia en sus resultados la manera como gestionan
sus impactos ambientales y sociales y por sobre todo, si responden a las
expectativas de sus diferentes grupos de interés.
Los
ejemplos se ven a diario. La Volkswagen vio afectados sus resultados anuales de
2015 negativamente en más de 16.000 millones de euros por el caso del software
que alteraba las emisiones de óxidos de nitrógeno de algunos modelos diésel. Y
en Colombia las empresas del sector minero-energético ven afectados sus
resultados e incluso su supervivencia por bloqueos, paros, marchas, campañas en
redes sociales, realizados por las comunidades y la ciudadanía en general que
exigen desde mejoras salariales hasta servicios básicos, y por la enorme animadversión
a su actividad considerada como un atentado
contra el medio ambiente sin sopesar siquiera el desarrollo económico que
estas actividades comportan.
Así las
cosas, el modelo de Gobierno Corporativo de los accionistas pierde vigencia y
la realidad impone el modelo de los grupos de interés, llamado también de
control social (Garicano 1998). Este modelo tiene
un objetivo mucho más amplio, ya que se dirige al logro y obtención de un
equilibrio en la satisfacción de los intereses de todos los grupos de la
organización. La base de este modelo se apoya en que no se puede concebir la
creación de valor dirigiéndose exclusivamente hacia los accionistas y olvidando
a aquellos colectivos necesarios para que la organización desarrolle su
actividad. (Gloria Caballero Fernández, EL PODER DE LOS “GRUPOS DE INTERÉS”)
La
evolución del concepto nos lleva a decir que Gobierno Corporativo es un sistema
para dirigir, manejar y controlar una empresa, con el fin de generar confianza y
cooperación entre sus diferentes grupos de interés, mediante la generación de
utilidades para sus accionistas y una distribución equitativa de beneficios
entre los diferentes grupos de interés que responda a sus expectativas.
Por ello el
Gobierno Corporativo en esta acepción amplia va más allá de las reglas que
regulan el funcionamiento de los órganos de gobierno de una empresa (Asamblea,
Junta Directiva, Consejo de Administración) y su relación con los accionistas, para
incluir los mecanismos para relacionarse con los diferentes grupos de interés y
la estrategia para satisfacer de manera equitativa sus expectativas.
Y estos no
son temas menores, no son los temas light
de la empresa, como se consideraba en otros tiempos, cuando se trataban como
filantropía. Hoy son de vital importancia para poder operar en el corto y en el
largo plazo y definitivos para asegurar su sostenibilidad.
Por su
enorme importancia este modelo de Gobierno Corporativo de Grupos de Interés
debe ser competencia de la Juntas Directivas porque el establecimiento de los
mecanismos para lograr una distribución equitativa de beneficios entre los
diferentes grupos es parte de la estrategia de la compañía, luego de evaluar
riegos y oportunidades.
En la
administración, el área encargada de velar por el cumplimiento de las expectativas
de cada grupo de interés fijadas en la estrategia, debe depender directamente
de la gerencia general y ser independiente de cualquier área que tenga a su
cargo la satisfacción de cualquiera de esas expectativas. El gerente liderará y
responderá por el logro de esta estrategia ya que será vital para los resultados
de la empresa.
Una vez
distribuidas utilidades y beneficios, cada uno reclamará lo que esperaba y una
equivocación o expectativa insatisfecha bastará para poner en riesgo la estabilidad
de la empresa.
Margarita Obregón