El mundo empresarial del siglo
XXI llegó con los conceptos de gestión integral, gestión por procesos, gestión sostenible,
gestión consciente, gobierno corporativo, responsabilidad social, grupos de
interés, comunicaciones estratégicas, transparencia, ética y cumplimiento.
Si se quiere competir en los
mercados de este mundo globalizado será indispensable ponerse a tono y al día
en estos conceptos. Ya desde 1980 con el fortalecimiento de la teoría de los
grupos de interés, 1987 con el Informe Brundtland que contenía el concepto de
desarrollo sostenible, y con el desarrollo del Gobierno Corporativo desde 1994
con Garicano, el mundo empresarial cambió para no volver atrás.
Ya no son solo
los negocios, ni los intereses de los accionistas el objetivo de las empresas
si no el bienestar de todos los grupos de personas que conforman su entorno; no basta la idea mercantilista de poder operar y lograr los objetivos de
negocio sino que las relaciones de mutuo beneficio, la corresponsabilidad en el
desarrollo y entornos viables, serán la única posibilidad de tener empresas
viables y prósperas.
Empresas queridas por sus grupos de interés, a las
que todos apoyan y trabajan coordinadamente por sus objetivos porque saben que
el bienestar de uno redundará en el bienestar de todos. Un mundo empresarial
donde ya no se trata de ellos y nosotros, porque en adelante se hablará
siempre de nosotros. Las empresas y sus vecinos, deben hablar en primera
persona plural. Es la única posibilidad de supervivencia y de hacer realidad el
concepto de desarrollo sostenible (aquel que satisface las necesidades
del presente sin comprometer las necesidades de las futuras generaciones).
Para que estas relaciones sean posibles, son
indispensables las reglas de juego que deben respetar las empresas frente a sus
grupos de interés contempladas en el gobierno corporativo.
Y la más fundamental
de todas estas reglas es la transparencia de todas las operaciones, negocios,
procesos, acciones y tareas de la empresa. Pero esta es solo el primer elemento de
lo que debe ser la ética empresarial exigida por todos los interesados.
Para desarrollar un ambiente ético en las
empresas que funcione y genere confianza entre todas las partes, se requiere
contar con un programa de ética y cumplimiento estructurado que responda a las
exigencias de los mercados y a las expectativas de los grupos de interés.
Margarita Obregón
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